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El Consejo de Gobierno autoriza más de 1,8 millones de euros para las obras de infraestructura rural en la zona de concentración parcelaria de Pollos II, en Valladolid

Esta cuantía permitirá la construcción de una red de caminos de casi 70 kilómetros, la creación de más de 13 kilómetros de desagües y la plantación de más de 10.100 plantas de frondosas y coníferas en 25,37 hectáreas.

Consejo de Gobierno del 20 de abril de 2017

Castilla y León | Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural

El Consejo de Gobierno ha autorizado esta mañana a la contratación de las obras de infraestructura rural en la zona de concentración parcelaria de Pollos II zona de secano, en la provincia de Valladolid. Estos trabajos, que superan los 1,8 millones de euros, forman parte del compromiso que el presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, asumió para la presente legislatura de realizar inversiones en zonas de concentración parcelaria que comprenden más de 160.000 hectáreas en la Comunidad.

Las obras que se llevarán a cabo en esta zona consistirán en la creación de una red de caminos de 69,78 kilómetros que permitirán el acceso a las parcelas concentradas y servirán de vías de comunicación entre núcleos rurales limítrofes o cercanos, así como la construcción de 13,15 kilómetros de desagües. Se plantarán 10.110 unidades de frondosas y coníferas en 25,37 hectáreas como contribución al Medio Ambiente.

Beneficios de las concentraciones parcelarias

La concentración parcelaria llevada a cabo en Pollos y que concluye con la ejecución de las obras de infraestructura rural, hace más competitivas las parcelas de 383 agricultores de la zona. Así, las 4.303 hectáreas concentradas que se dividían en 1.554 parcelas de 2,77 hectáreas cada una, han pasado a convertirse en 773 fincas de más de 5,5 hectáreas cada una.

Entre los principales beneficios que conllevan las concentraciones parcelarias y las infraestructuras rurales que las completan se encuentran los de productividad y competitividad con la corrección de desequilibrios, la mejora de la rentabilidad de las explotaciones al hacerlas más eficientes, el aumento de la posibilidad de diversificar producciones, el aumento de la eficiencia y la vida útil de la maquinaria, la mejora de la comunicación en el medio rural y la multiplicación de las funciones y los usos potenciales del suelo rústico. Proporciona beneficios socioeconómicos como la mejora del nivel de vida de los agricultores, la atracción de jóvenes y mujeres a la producción agraria y potencia el desarrollo de la industria agroalimentaria. Las concentraciones parcelarias son una de las actuaciones más eficaces en el medio rural para potenciar la actividad y el empleo y constituyen una herramienta contrastada de lucha contra el despoblamiento y los desequilibrios territoriales. Como ejemplo, el número de incorporaciones de jóvenes en zonas concentradas es un 40 % superior a zonas no concentradas, y la inversión privada de los agricultores para modernizar sus explotaciones es un 36 % mayor.

La mejora del ahorro energético, la reducción de la contaminación y del consumo de combustibles y la mejora de la calidad medioambiental son algunos de los objetivos de sostenibilidad ambiental que conlleva una concentración parcelaria. Se tiene en cuenta, de forma especial, la protección del medio natural, el respeto absoluto a los valores ecológicos, paisajísticos y ambientales de las zonas de actuación. Ayuda, además, a disminuir las emisiones de efecto invernadero (disminución de distancias un 40 %, ahorro de combustible un 25 % y reducción de CO2 un 25 %).