La Junta destina 240.000 euros para trabajos de restauración en la capilla de la Purísima Concepción de la Catedral de Palencia

Consejo de Gobierno del 7 de julio de 2016

Castilla y León |

La Catedral de Palencia se levanta sobre el solar que ocuparon los edificios de la antigua sede episcopal visigótica, quizás asentados a su vez sobre algún edificio romano. Sobre las ruinas de aquellos edificios se construyó una catedral románica con cripta en época de Sancho III el Mayor de Navarra, quien restauró en 1034 la antigua diócesis palentina. A principios del siglo XII se comenzó a construir una nueva catedral tardorrománica y cien años después de su consagración, el obispo. Gómez Peláez y el Cabildo palentino decidieron construir la nueva catedral gótica que ha llegado hasta nuestros días, poniendo la primera piedra el primero de junio del año 1321. La capilla de la Inmaculada es la primera que se abre a la nave de la epístola una vez pasado el crucero. Debió de ser construida por Bartolomé de Solórzano con posterioridad a 1498 y estaría concluida en 1501. El cabildo la vuelve a decorar a partir de 1653 cambiando su advocación de la Cruz por la actual de la Inmaculada Concepción.

Una vez subsanadas las deficiencias en la cubierta de la capilla que provocaban filtraciones históricas se pretende afrontar la restauración de sus revestimientos murales interiores, tanto los de la deteriorada bóveda como los de los paramentos verticales. El hallazgo poco tiempo atrás, en el año 2011, de una interesante escena pictórica en el muro norte plantea la intervención hacia la recuperación de esta escena figurativa y a su integración dentro de un contexto decorativo completamente transformado en momentos posteriores.

La propuesta de restauración se extiende a los dos bienes muebles principales que alberga la capilla: por un lado el gran retablo barroco de la Inmaculada adosado a su muro al este y a la reja de cerramiento. La propuesta se fundamenta en la conservación de los materiales constituyentes de la actual decoración mural de la capilla y de sus diversos bienes muebles, asegurando su pervivencia futura, al tiempo que pretende la recuperación de una lectura estética coherente, restableciendo la unidad potencial actualmente descompuesta por las diversas alteraciones y las sucesivas intervenciones que han transformado radicalmente la apariencia de este espacio a lo largo del tiempo. Para ello, los tratamientos que se apliquen se regirán por el principio de mínima intervención necesaria que garantice la estabilidad de cada uno de los bienes.

En cuanto a los revestimientos murales, se proyecta adecuar y reintegrar los acabados y decoraciones que se incorporaron en la última gran transformación de la capilla en el siglo XVII, con las salvedades de la escena figurativa subyacente en el muro norte que se recuperarán tal y como fueron concebidos en el siglo XVI y se procurará facilitar la comprensión de la secuencia estratigráfica y que ambos proyectos decorativos convivan con la mayor armonía posible.