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El Arqueológico de Palencia expone dos ollas prehistóricas de Támara de Campos

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El delegado territorial de la Junta, Luis Domingo González, visita el Museo Provincial donde se exponen dos vasijas de la Edad del Cobre y la plenitud de la Edad del Bronce en el Valle del Duero.

12 de mayo de 2015

Castilla y León | Delegación Territorial de Palencia

Este par de vasijas fueron localizadas en el pago conocido como ‘Gondumioz’, en el término municipal de Támara de Campos, durante los trabajos de prospección arqueológica relacionados con las obras de modernización del Canal del Pisuerga. Este enclave se corresponde con el yacimiento arqueológico ‘El Quintanar’, conocido desde los años 90 del pasado siglo. Se trata de un asentamiento en ladera, en la vega del arroyo Fuenteandrino; ocupa muy poca extensión, apenas dos hectáreas, y se había considerado como perteneciente a los momentos finales de la Edad del Cobre -tercer milenio antes de Cristo-.

El hallazgo

Las labores de nivelación de una finca habían originado que entre esta y su colindante hubiera un pequeño terraplén de un metro de altura. La erosión provocada por las lluvias de la primavera del 2013 permitió que parte de ese talud se desprendiera y dejara vistas estas vasijas. Aparecieron una al lado de la otra, boca abajo, a unos 50 centímetros de profundidad y prácticamente completas si no fuera porque la reja del arado dañó parte de sus bases. Bajo sus bocas se podía apreciar una oquedad, que bien pudiera interpretarse como una madriguera de animal o bien como uno de los clásicos hoyos-silos excavados que tanto caracterizan los asentamientos de la Edad del Cobre y la plenitud de la Edad del Bronce en el Valle del Duero.

Las vasijas

Ambas vasijas están realizadas a mano, con desgrasantes calizos y cuarcíticos, cocidas en ambiente irregular, pero predominantemente reductor, lo que ha proporcionado las tonalidades rojizas, ocres y grises de sus paredes. Formalmente son ollas, recipientes con la finalidad de almacenar algún líquido o sólido, con forma globular, fondo plano y borde individualizado ligeramente exvasado. Son lisas y de tamaño similar. La principal diferencia entre ellas, además del cuello y la boca, se encuentra en los elementos de prensión. La olla restaurada únicamente muestra dos orejetas bajo el borde, mientras que la otra presenta seis mamelones circulares dispuestos ordenadamente en la parte baja de la panza. Los elementos formales de las vasijas son los que llevan a encuadrarlas en los momentos antiguos de la Edad del Bronce (2000 a.C.), con lo que se amplía temporalmente la ocupación prehistórica de este pequeño asentamiento. Una de las vasijas ha sido restaurada, mientras que su compañera se exhibe tal como apareció, aunque engasada, para que pueda apreciarse su estado en el momento del hallazgo. Como curiosidad, en la segunda vasija se aprecia aún la impronta cóncava en la tierra dejada por la otra vasija a la que estaba adosada y cuatro agujeros de lañas, que indica que ya fue reparada en época prehistórica.

Un hecho excepcional

Pero, además, el interés especial de este hallazgo reside en el hecho excepcional de que ambas vasijas se hallaron, muy probablemente, en la posición en la que fueron depositadas por el hombre prehistórico. Si como se piensa, estos recipientes se encontraban in situ y por encima de la boca de un silo, probablemente vacío, se revelan como un caso único de nuestra prehistoria meseteña, ya que, por lo general, las partes más altas de estas estructuras excavadas en la tierra suelen encontrarse destruidas por los arados. Pero, hasta que no se realice una excavación arqueológica del lugar, no se podrá ser capaz de saber por qué y para qué se habían depositado así las vasijas. Ello, además, aportará luz sobre la controvertida, aún hoy, finalidad de este tipo de estructuras excavadas sobre la que aparecieron. Parece claro que, en un primer momento, debieron servir como silos para el almacenamiento de cereal, pero con posterioridad, y siguiendo el modelo de ocupación discontinua de estos poblados, se les debió dar otras funcionalidades como basureros, hornos de cerámica, para practicar inhumaciones y como, recientemente se está demostrando, lugares de realización de ofrendas votivas y de carácter propiciatorio, entre otras.